Erebo

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miércoles, 27 de febrero de 2013

I have a dream

Ayer soñé que estaba de pie  frente mi cama y me veía a mí mismo dormir. Luego salía por la puerta, caminaba por el pasillo, me detenía a escuchar ese ruido tan peculiar que hace el tanque de oxígeno de mi abuela y me dirigía a la sala. Todo estaba tal y como lo había dejado antes de irme a dormir: la computadora sobre la mesa, junto al cuaderno dónde tomo las notas de todas mis clases, así como la taza de café que no me terminé. Recuerdo que me acerqué a la ventana y que atravesé el cristal.

Extrañamente no sentía que estuviera volando, era más la sensación como de deslizarse en una resbaladilla boca abajo. Volando (o deslizándome) hacia el cielo pude ver los techos de los edificios en donde vivo, así como las luces de la ciudad y muchos automóviles, que desde el cielo parecían pequeños puntos de colores en movimiento. Entonces, en mi sueño, escuché el sonido como de tambores y al mirar a mi alrededor me encontré de pie, entre un grupo de hombres que danzaban siguiendo la percusión. Estaba muy confundido, pues tenía unos segundos que estaba flotando en lo alto del celo y ahora estaba en algún lugar desconocido, rodeado de gente que no conocía. Sentí miedo y me quedé inmóvil; sin embargo, ellos parecían no verme, por lo que pude caminar libremente y alejarme del lugar.

Caminé a través de lo que parecía un bosque y llegué a un lago. Era tan cristalino que podía ver las plantas y peces que lo habitaban. Pensé en tomar un poco de agua y me agaché en la orilla; de repente escuché la risa de un bebé, vi un resplandor y ¡pum! caí en el lago. Y entonces me asusté e intenté nadar a la superficie; nadé y nadé pero la luz del sol estaba muy lejos.

Luego de un rato, después de sentirme estúpido por no haberme dado cuenta de que no me estaba ahogando y podía estar debajo del agua sin problemas, miré al rededor y vi a lo lejos una ciudad sumergida en el agua. Nadé en esa dirección, y sentía correr el agua por mi cuerpo; era como estar en una alberca. De la nada escuché que  a lo lejos me llamaban. El llamado no provenía de la ciudad sino de alguna parte por encima de mí. Volteé a la superficie y entonces sentí un jalón, al tiempo que en mis oídos escuché un sonido de succión; sólo pude cerrar los ojos con fuerza y dejarme llevar. 

Di una bocanada de aire y abrí los ojos. Vi una cara y escuché  "¡Omar, se te hace tarde!" Era mi madre. Me encontraba en mi cuarto, en mi cama y no había ningún indicio de humedad o tierra en mis pies. No sentí que desperté, sino que simplemente abrí mis ojos. Con la cabeza hecha un  montón de dudas me paré de la cama y fui a tomar un baño.

Ayer soñé que volaba, que visitaba otras tierras y que respiraba en el fondo del mar. Yo digo que ayer soñé, pero en el fondo sé que no fue un sueño.

3 comentarios :

  1. Recuerda cerrar todas las citas que empieces, como la qe mencionas de "¡Omar, se te hace tarde!".

    Saludos.

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