Erebo

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miércoles, 20 de febrero de 2013

Voz

Al crecer, el cuerpo se va transformando y se van dejando atrás algunos rasgos característicos de la niñez: comienza a salir vello en algunos lados del cuerpo, se estiran las piernas, y cambia la voz. Este último es precisamente uno de los cambios más relevantes y notorios en la vida de todo chico; en mi caso el cambio no lo fue del todo. Mi voz, de la niñez a la pubertad y de ahí a la adolescencia, pasó de sonar muy aguda a sonar simplemente aguda (tampoco tengo “voz de pito”, como vulgarmente se le llama).

Esto me trajo mucho complejos y problemas con las personas de mí alrededor. No faltó aquel que se burlara de mí por el tono de mi voz, ni el que me pusiera apodos. Recuerdo una vez en la primaria cuando, estando en un ensayo del coro, la profesora me dijo: "Ya quisieran muchos niños tener esa voz”. ¡Si claro, cómo no! Qué fácil le resultaba decirme eso cuando no era ella a la que molestaban los niños "trolls" del salón por su melodiosa voz aguda.

También me ha ahorrado algunas cuestiones demasiado molestas del crecimiento ya que nunca tuve esos accidentes vocales llamados "gallos”. Tampoco tengo problema con alcanzar tonos agudos de voz. Y aunque no me considero un buen cantante (tampoco soy muy malo) me gusta cantar la mayor parte del tiempo, ya sea solo, acompañado, caminando en la calle o en la soledad de mi casa. Mi madre me contó que en una ocasión mis vecinas se quejaron de que “una de sus hijas  no dejaba de cantar nunca” y lo gracioso que resultó explicar que no era hija sino hijo.

Muchos creen que  utilizo un tono de voz agudo con el propósito de afeminar mis modos, lo cual es falso.  Me gusta mi voz, como es y me divierto con ella. Con el paso de los años y luego de muchas burlas y experiencias al respecto, aprendí a valorarla. A mis veintitrés años mi voz se ha agravado sólo un poco, pero no lo suficiente como para que al levantar el teléfono para contestar o hacer una llamada, la gente al otro lado de la línea no me llame señora, señorita, me confunda con mi madre o mis hermanas; antes me molestaba y les aclaraba en un tono serio que era un chico, pero ahora ¿para qué molestarme en desengañarlos? Sólo les sigo la corriente y ya.

2 comentarios :

  1. Awww, yo amo tus tonos de voz.

    Me gustó tu entrada, sobre todo porque la pude leer al revés (en el sentido de los párrafos) y excepto por detalles, tiene mucho sentido, de todas maneras.

    Debrayes míos, I know.

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